El cuerpo de Abelino Barrientos Castro, del hombre que siempre se caracterizó por ser una persona trabajadora, honesta y sencilla, fue sepultado la tarde de este martes en el Panteón Municipal de Ciudad Isla, Veracruz.
Su cuerpo fue velado en su Rancho Avileene, que se encuentra a unos 20 minutos de distancia con la cabecera municipal. En este lugar, conseguido a base del esfuerzo y del trabajo continuo, llegaron arreglos florales del circulo político, de la sociedad civil, amigos y familiares.
En el Rancho Avileene, el párroco de la Iglesia del Sagrado Corazón, Héctor Javier Flores Flores, ofreció una misa de cuerpo presente del hombre que se ganó la admiración y el respeto del pueblo de Isla.

“Sabemos que don Abelino ya está reposando en la gloria de Dios. Él está con Dios, en el mejor sitio donde puede estar. Tuvo un combate muy fuerte de entre la vida y la muerte. No entendemos muchas cosas, no alcanzamos nosotros a descubrir cuál es ese plan que tenemos”, expresó el guía espiritual.
Apenas concluía la misa, cuando los resplandores del sol cambiaron drásticamente para dar paso a una inesperada tormenta que estuvo acompañada de descargas eléctricas y fuertes rachas de viento, la cual, duró unos minutos, dando alusión que el espíritu de Abelino Barrientos fue recibido en su ‘nuevo hogar’ que se encuentra ‘más allá del sol’.
“Era un hombre con muchos valores, recto, sincero, de una sola pieza. Siempre daba a los demás. Tenía un gran corazón. Ese gran corazón, nunca se va a morir. Se podrá haber pagado las pulsaciones de su vida, pero su corazón, sigue latiendo, sigue presente en medio de nosotros”, sostuvo el padre Héctor Javier Flores.
Canciones como la de “Jefes de Jefes”, de Los Tigres del Norte; “Amigo”, de Roberto Carlos; “Cruz de Olvido”, de Juan Záizar, entre otras, que fueron dedicadas por el “Cuarteto Amigo”, doblegaron hasta la persona más fuerte que se hizo presente en el funeral.
“Venimos a dar el pésame a su familia. Nos conocimos de años con don Abelino. Era una persona de trabajo como nosotros. Se fue un gran hombre que se quitaba la camisa por las personas. Fue una persona de buenos sentimientos”, dijo Eric Rodríguez Bárcenas, Presidente Municipal electo de Juan Rodríguez Clara.

“Don Abelino fue un amigo de toda la vida. Todo el tiempo nos estuvimos echando la mano, en la agricultura y en la ganadería, compartíamos los mismos quehaceres, y ahora, nos tocó acompañar en este momento difícil. Era un gran presidente que íbamos a tener, y mira, ahora con lo que nos encontramos”, lamentó Ramón Martínez Tress, quien fuera aspirante a la presidencia de Isla en el pasado proceso electoral.

Abelino Barrientos Fernández, hijo de quien representaba la esperanza del pueblo de Ciudad Isla tras resultar electo como Presidente Municipal, agradeció a la sociedad por todas las muestras de apoyo y solidaridad hacia su familia.
“Señor Dios, yo te agradezco que te lo lleves a descansar. Nos tienes con un profundo dolor por su partida, pero nos sentimos gozosos porque sabemos que él está a tu lado, descansando, y que, desde arriba, nos va a dar la fortaleza para que continuemos con muchas de las labores que él quería que se hiciera”, mencionó.
El cortejo fúnebre partió hacia el domicilio ubicado en la calle Cuitláhuac casi esquina con la avenida Benito Juárez, en la Colonia Centro del municipio isleño, donde Abelino tuvo su Casa de Campaña.
El féretro fue subido a una camioneta marca Ford, tipo Sport 4×4, color gris, a la que le fue colocada un moño negro en la parte de enfrente, que utilizaba don Abelino para realizar sus actividades del campo, la cual, fue conducida por su hijo Abelino, quien estuvo acompañado por su mamá Matilde Fernández y demás familiares.
“Yo sí le voy, le voy Abelino”, coreaban los presentes tal y como lo hacían en la época de campaña, al tiempo, que aplaudían para despedir a su líder: “Viva Abelino”, “Viiiiiva”. Minutos más tarde, se realizó un recorrido por las principales calles y avenidas de la ciudad, donde el claxon de los vehículos y motos, no cesaron.
El cuerpo llegó al Panteón Municipal cerca de las seis de la tarde, donde permaneció por un momento en el Área de Descanso. De ahí, fue llevado a la fosa, donde le fue arrojado flores, ramos y puñados de tierra, para despedir a un gran hombre que siempre tendió la mano con total franqueza al más necesitado.

“Hoy les hablo de un hombre, señores, con respeto hacia todos ustedes, y su nombre, con su biografía, en mi mente, los tengo presente. Abelino Barrientos se llama, y es amigo de toda la gente”, rezan las letras del corrido autoría de José Eduardo Fernández Delgado, que constantemente se escuchaban en el funeral en voz de Eduardo Fernández Reyes.